Las recientes muertes de dos pilotos, de distintos ámbitos del motor han conmocionado al mundo entero. El primero, el británico Dan Wheldon; el segundo y más conocido, el italiano Marcos Simoncelli, piloto de MotoGP, en el circuito de Sepang, Malasia. Sólo es cuestión de hablar de medidas de seguridad?, en principio sí, pero quiero ir más lejos. Sólo hay que ver las imágenes de ambos accidentes para darse cuenta de que sin Dios, poca cosa somos.
Dan Wheldon, piloto de las Indy Car Series perdió la vida el pasado 17 de octubre en la carrera celebrada en Las Vegas, tras un aparatoso accidente en el que se vieron envueltos un gran número de coches. Las imágenes hablan por sí solas. Wheldon había intentado, sin éxito, entrar en la F1 pero hubo un piloto por aquellos años que le eclipsó: Jenson Button. Desde que llegara a finales de los años 90 a los EEUU, Wheldon se hizo rápido con el acento “yankee”, adaptándose rápidamente a las competiciones automovilísticas llevadas a cabo en ese país. Dan Wheldon había ganado por segunda vez las 500 millas de Indianápolis este año 2011 y estaba en un momento brillante de su carrera profesional. Tenía 33 años cuando murió.
Marcos Simoncelli, piloto de MotoGP, estaba disputando el GP de Malasia, donde se había proclamado campeón tres años antes de 250cc cuando perdió inesperadamente el control de su moto cayendo al asfalto y siendo arrollado por Colin Edwards y Valentino Rossi. Era un piloto extravagante y tuvo durante corta pero intensa carrera motociclística, seguidores pero también muchos retractores debido a su arriesgada manera de pilotar. Tenía 24 años cuando murió hoy 23 de Octubre de 2011.
Creo que a veces no nos damos cuenta realmente de que todo se puede acabar en un momento, por una simple causa. Todos tenemos un día y una hora para morir, nada puede cambiar el destino, por eso, si Wheldon o Simoncelli murieron fue porque era su momento, aunque suene fuerte decir esto.
Hoy en día, en el que el éxito profesional, la fama, el dinero nos “llenan” o eso es lo que creemos, obviamos el simple hecho de que si estamos con vida es por y para algo. Aunque uno no sea católico o ni si quiera cristiano, se podría poner a pensar sobre que hay más allá de la vida. La plenitud no se alcanza en este mundo, de hecho, la vida es como pasar una “mala noche en una mala posada”. “Polvo somos y en polvo nos convertiremos”, frase que se adecua perfectamente a lo que hacemos referencia en esta entrada.
“Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue”- Platón.
Fdo: Don Juan de Austria
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