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Las nuevas tecnologías se van apoderando poco a poco de la inteligencia humana, no somos independientes, no tomamos decisiones plenamente voluntarias ni conscientes, nos hemos convertido en robots. Hemos diseñado un atractivo modo de vida que se se aleja mucho de la belleza y pasión que el hombre era capaz de mostrar. Lo que sirve es lo que vale, dan igual los medios que utilicemos para un fin, lo importante es que las cosas cumplan su función. ¡Qué nos está pasando! ¿por qué perdemos ese romanticismo tan perfecto de la espera? ¿acaso el hombre está creado con el fin de terminar lo que ha empezado? ¿no debe quedar huella del alma humano?.
En una red social no vas a perseguir a tu próximo contertuliano, vas a comenzar una conversación absolutamente vanal e inecesaria con una persona que no quieres ver ni en pintura, por el simple hecho de que "está ahí". Ya que está le saludo...¡NO! ¡hipócrita! qué dirían de nosotros los antiguos, los poetas, los músicos, los literatos, las personas que nos otrogan la distancia perfecta entre dueño y esclavo. Si estuviera en mis manos, arrasaría con todas aquellas pequeñas cosas que hacen del ser humano un torpe e insignificante mosquito.
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Solo pueden considerarse hombres los que atienden a su naturaleza y desdén por las maravillas del mundo, que son incontables. Nada nos frena a unos pocos a devolver ese romanticismo eterno y ancestral a nuestro hogar, solo nos lo ponen difícil.
Amad, compañeros, amad con todas vuestras fuerzas, porque el ser humano es único y su belleza no tiene límite.
Fdo: Ricardo Corazón de León