jueves, 10 de marzo de 2011

Sacrificium sensu

Empieza la cuaresma, cuarenta días de preparación para el período más importante y especial del catolicismo, la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Momento cumbre del año litúrgico que os animo a vivir con especial intensidad y devoción.

Con la cuaresma empiezan también las quejas de muchos "católicos" sobre el sentido de las mortificaciones, los sacrificios, por ejemplo no comer carne los viernes o hacer ayuno (dos días tan solo). A este sector les digo que el no comer carne los viernes o hacer ayuno es un mínimo que pone la Iglesia para hacernos ver que es tiempo de sacrificio, de penitencia, un mínimo que sería muy rancio no superar. Las mortificaciones de este estilo, hoy las consideramos absurdas, tonterías de la maldita Edad Media, pues no nos creamos tan listos, si se ha hecho durante siglos y siglos será por algo, y de hecho sirven, sirven muchísimo, lo digo por propia experiencia. Por cierto ha habido épocas en que el ayuno era toda la cuaresma, y no se comía carne ningún viernes del año, así que lo que hacemos ahora es una mariconada, también porque los hombres del siglo XXI somos unos blanditos.

¿Para qué sirven? Para empezar se lo ofreces a Dios -el sufrimiento que te produce dicho sacrificio- por cualquier cosa o para acompañarle en el dolor de la cruz. En segundo lugar te hace ver con algo más de realismo el sufrimiento de Jesucristo en el Calvario, sufres con Él y por Él. En tercer lugar, te despegas un poco de tu comodidad y valoras mucho más las cosas ( como se valora el poder comer cuando estas en ayuno, por ejemplo), porque estamos demasiado cómodos. Por último te das más a los demás, porque te olvidas de ti mismo, al olvidarte de ti mismo, te olvidas de tus problemas para pasar a preocuparte por los de los demás. Lo más sorprendente de todo es que haciendo estas cosas se es mucho más feliz.

Para hacer sacrificios, no sólo está el ayuno y el no comer carne, hay muchísimos sacrificios posibles. Cada uno verá lo que le cuesta, lo que le supondría un verdadero sacrificio, podría ser dejar de fumar, no beber alcohol, o cocacola, sonreír a tu madre todos los días, meter el lavaplatos sin que nadie te lo diga, o lo que sea, lo importante es que obviamente sea algo que te cueste.

Los que no quieran hacerlo que no lo hagan, pero que no se rían ni desprecien a los que sí lo hacen, y que sepan que no es absurdo, porque tiene un sentido y una función esenciales. Los que no crean en Dios posiblemente no le encuentren sentido, lógicamente, pero los que sean católicos no pueden permitirse el lujo de criticarlo.

Fdo: Fernando III el Santo

4 comentarios:

  1. "Pasaba por aquí"12 de marzo de 2011, 15:10

    Me ha gustado mucho este artículo, Fernando. Me parece muy constructivo, y creo que para un cristiano es básico conocer el valor del sacrificio.

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  2. Muy grande, la verdad es que yo solo cumplía antes con lo de comer carne, pero leyendo esto, este año voy a hacer algo más.

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  3. Fernando III el Santo13 de marzo de 2011, 20:57

    Me alegro mucho Alberto de que vayas a tomarte la cuaresma en serio. Mucho ánimo

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  4. Muchas gracias por los ánimos, siempre ayudan.
    Hoy mismo he hecho un par pequeños sacrificios que me han costado pero los he hecho, y la verdad es que me siento mejor.
    ¡Vamos por el buen camino! Y recomiendo seriamente aprovechar la Cuaresma. ;)

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