El mundo nos empuja al inactivismo, al acomodamiento, a mirarse el ombligo, al materialismo. El sistema nos anima a llevar una vida lo más cómoda posible, sin perjudicar a terceros, sin demasiados sacrificios. Nos enseña que cuanto más dinero tengas mejor, porque más cosas podrás comprar, más cosas podrás tener, camino directo a la felicidad.
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El trabajo es lo más importante, es lo que da sentido a tu vida, todas tus aspiraciones están puestas en él, no dudarás en pisar a la gente para ascender, porque en el mundo laboral, no hay sitio para la caridad, la competencia, es lo que tiene. Luego llega el momento de descanso, de ocio; el cine, ir de compras a un centro comercial, discotecas, ruido, ruido y más ruido. Si te sobra tiempo está internet, las redes sociales, los videojuegos, la televisión, bendita televisión. En los momentos de trayectos, de espera, está el ipod, el mp3, ruido, ruido y más ruido. Durante todo el tiempo tienes a mano un móvil del que es muy difícil separarte, al que acudes constantemente, muchas veces innecesariamente, que muchas veces incluso llega a consumirte, ruido, ruido y más ruido.
Me dices, estamos en el siglo XXI, hay que adaptarse, los tiempos cambian. Inevitablemente el mundo tiende a ese ruido, a ese no parar. Hay que entrar en esa espiral para sentirte normal.
Por favor no caigamos en esto, en no salir jamás del mundanal ruido. Busquemos tiempo para meditar, reflexionar sobre asuntos concernientes a nuestra vida. Busquemos tiempo para leer ¡qué importante! culturizarte al máximo, que te hará crecer, y podrás aportar muchas cosas gracias a eso. Busquemos la forma de salir de nosotros mismos - el cristianismo me ha otorgado esa forma - e intentar agradar lo mayor posible a las personas de nuestro alrededor, intentar hacer felices a los demás y nosotros con ellos.
Si dedicáramos tan sólo la mitad del tiempo que malgastamos viendo la televisión en servir a los demás, hacer voluntariado, o ayudar a tu madre por ejemplo, cuánto bien haríamos, y cuánto aumentaría nuestra felicidad. La felicidad está ahí, y desgraciadamente la buscamos en cosas que para nada la tienen. ¡ Qué no nos engañen ! la felicidad no está en mi ocio, mi música, mi dinero, mi,mi,mi; si no en olvidarnos de nosotros y darnos a los demás. Intentemos poner todos esto por obra. Si lo hiciéramos, el mundo cambiaría.
Fdo: Fernando III el Santo
awesomeing entrada¡¡
ResponderEliminarsi señor¡¡
Me gusta mucho el 2º parrafo fernando, muy bien escrito, con arte.
ResponderEliminarse que es tonteria pero quiero decirlo, el ipod (mp3) la television o incluso un videojuego, sirven para culturizarse tanto o mas como un libro, creo que también hay que dejar de ver el libro y la musica clasica como unica forma de cultura. Ya escribiste sobre algo parecido acerca de la tecnologia y sus peligros, y lo comparto y en este caso entiendo que la idea es el no dejarse gobernar por este tsunami tecnologico y me parece totalmente razonable y bueno, no podemos desarrollarnos a la misma velocidad que la que tiene el avance de la tecnologia, no nos estamos adaptando bien a ella y nos explotara en la cara.
Pasamos demasiado tiempo en redes sociales viendo fotos de nuestros conocidos para ver que hacen en su vida diaria, nos pasamos horas enfrente de la television viendo como la gente nos cuenta su vida y montan cosas para vender su imagen, nos pasamos dias pendientes de la vida de los demas y no de la nuestra...ruido ruido y mas ruido.