Viernes 11 de febrero, poco antes de las siete de la tarde, aparentemente una tarde más en la antigua parroquia de Santa catalina de Majadahonda, aunque a decir verdad, desde el incendio provocado en la Noche de Navidad, ya nada ha vuelto a ser igual: Hay un sentimiento inevitable de temor, la inseguridad que provoca el no saber qué será lo siguiente que intenten para escarnecer al Señor.
Se abre la puerta y entran dos jóvenes, de entre 25 y 30 años, se acercan a los primeros bancos del templo fingiendo querer visitar al Santísimo y, aprovechando que nadie les ve, en la oscuridad del atardecer, como prendieron al Señor en el Huerto de los Olivos, ayudados de unas palancas, arrancan de cuajo el sagrario, que alberga dos copones en su interior, y huyen rápidamente.
¿Qué tiene Majadahonda para que en los últimos dos años se hayan producido, que sepamos, tres ataques tan graves a la fe?
Primero fue un dispositivo incendiario en el sistema de ventilación de la parroquia de santa Genovevahttp://www.elmundo.es/elmundo/2009/07/13/madrid/1247495631.html
Despues, el mencionado Incendio tras la Misa del gallo http://www.intereconomia.com/blog/otra-vez-intentan-quema-iglesia-majadahonda-y-dia-
navidad
Pero esta vez se han pasado, si bien hasta ahora no eran más que daños materiales, aunque cargados de odio y víctimas de la esclavitud que produce el pecado, no eran más que eso, daños materiales, gamberradas de mayor o menor gravedad, salvajadas contra la libertad y contra el Nombre de Dios, pero ahora han roto todas las barreras…
¿Qué motivación lleva al hombre a cometer semejante barbaridad? ¿Hasta qué punto sois conscientes del Amor del que por nosotros se hizo hombre y murió crucificado, que en su infinita bondad se ha quedado bajo las especies del Pan y el Vino, para estar con Nosotros hasta el fin del mundo, cumpliendo su palabra?
Resulta conmovedor entrar en la casa de Dios y descubrirla sacudida de esa manera por el pecado, contemplar el hueco que deja el sagrario, centro de la vida de los cristianos, arrancado de cuajo, con violencia, odio y resquemor.
Comprendemos así en gran medida el pánico de María Magdalena al descubrir el Santo Sepulcro vacío «Mujer, ¿por qué lloras?» «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.»
Algo así sentimos todos los que estuvimos el pasado viernes en el acto litúrgico de desagravio, con el objetivo central de consolar al Corazón de Jesús, dañado por las burlas como en el Sanedrín, probablemente escupido y abofeteado como en la Noche de la Pasión, hasta derramar por Amor hasta la última gota de su Preciosísima Sangre.
En esos momentos irremediablemente venían a la memoria todas nuestras faltas de Amor hacia la Eucaristía, las comuniones desganadas, todas las Misas vividas sin fervor, todos los retrasos injustificados, las distracciones anodinas… Todas las veces en las que hemos visto pasar por delante de nuestra vista el acontecimiento más grande de la humanidad, y nos hemos comportado como simios.
La lección que hay que extraer es la lección del Amor: No dejarnos vencer por el Mal, por los sentimientos de venganza, sino ahogar el mal en abundancia de Bien, y por eso el Viernes se rezó por el alma de los que han cometido este crimen, por su arrepentimiento, por su conversión, porque bien sabemos que en la Iglesia se les recibiría con los brazos abiertos, como al Hijo Pródigo, y como a tantos a lo largo de la historia, con sólo arrepentirse de su barbaridad y pedir perdón a Dios, como se nos recibe a nosotros, pecadores en grado sumo, cada vez que pedimos perdón a Cristo y a la Iglesia por medio del sacerdote en el sacramento de la confesión, por todas las veces que con nuestros pecados y nuestras debilidades crucificamos de nuevo a Nuestro Señor.
Fdo: Michael Collins
Que fuerte!! que odio, que mala leche, que ataque tan vil y miserable, y satánico lo más probable.......
ResponderEliminargracias michael collins por imformar sobre este sacrilegio, me uniré a los rezos de desagravio..
Bueno, Michael, creo que te precipitas al juzgar de esa manera a estos dos individuos, dices que el acto esta cargado de odio, y quiero pensar que no es así, pueden ser perfectamente dos pequeños ignorantes sin fe los que se avecinan a entrar en un santo templo a robar un sagrario por el mero hecho de que están hambrientos y no tienen que llevarse a la boca y como bien sabrás los sagrarios cuestan su dinero. Por eso me parece que no deberías juzgar a estas personas de la manera que lo haces a veces la necesidad de tener que mantener familias hace a los hombres cometer locuras, se llama supervivencia.
ResponderEliminarPetrelli si fuera por dinero creo que, por lo menos, habrian buscado primero en el cepillo.
ResponderEliminarPor otro lado yo no he juzgado a nadie sino el acto abominable, injustificable.