El mundo se ha convertido en la tiranía de los hipócritas. El nuevo despotismo ya no reside en el líder del pueblo, ya no es el Estado el único que malgasta sus bienes utilizando como baza la ignorancia del resto. La propia sociedad se ha convertido en el nuevo núcleo de tiranía, las personas se vuelven avariciosas, vengativas, malas. Aprovechan con ímpetu cualquier opción de represalia contra su adversario artificial, nacen nuevos enemigos. Ahora no se prejuzga a las personas tanto por su físico o por sus gestos, ahora centramos nuestra atención en la ideología y la religión, situamos esa perspectiva por encima de su condición humana, pero sobre todo de su condición de hijo de Dios.
Para mí, el tirano es la peor persona del mundo y la tiranía, el espejo del alma, refleja a la perfección casi todas las facetas de su vida, puedes saber si es feliz o desgraciado, si lleva dentro ira u odio. La mejor definición de justicia es dar a cada cosa lo suyo, los tiranos son injustos, se exceden en su misión.
Aristóteles decía que el hombre es un animal político, y es completamente cierto, la política no debería ocupar ni el uno por ciento de nuestra vida, pero desgraciadamente, y para muchísima gente, ocupa la inmensa mayoría. El problema de la "democracia" representativa, en la que tanta fe depositamos, es que el animal político se siente obligado a participar activamente, principalmente para tapar la idea de que la soberanía popular es una mentira. Se sienten el macho dominante cuando denuncian hechos que ni siquiera les perjudican ni les incumben. Se creen el Estado, son hipócritas, y precisamente ellos son los que más gobernados y dominados están.
No somos papeletas de elecciones, no somos banderas, no somos códigos de barras, somos humanos, nos relacionamos, convivimos con cierta facilidad. Los hombres pueden unirse entre sí por ideas y fines comunes. Casi todos prefieren el bien antes que el mal, la seguridad antes que la vulnerabilidad, etc. Mirad a las personas más allá de sus preferencias políticas o su moral, no hay que destruir al pecador, sino al pecado. La pregunta es ¿Cuándo dejaremos de jugar a ser el Estado?.
Fdo: Ricardo Corazón de León.
Hasta ahora pensaba que en este blog se hablaba de religión, pero veo que también hablais de política. En mi opinión son dos cosas que no se deben mezclar ya que la religión es una supuesta verdad soberana y la politica simplemente es una herramienta.Como consejo (se que diras que no soy quien para aconsejar, y bien es cierto.) no hableis de politica si quereis hablar de religión.
ResponderEliminarPersonalmente, entiendo que el mensaje de este artículo es perfectamente acorde con el sentido de lo que se quiere transmitir en este blog (al menos hasta la fecha).
ResponderEliminarSin embargo no estoy de acuerdo con eso de que "la política no debería ocupar ni el uno por ciento de nuestra vida". El ser humano es político por naturaleza. Distinto es que la política degenere en su intención fundamental; es más bien ese el problema que sufrimos hoy en día.
quien ha dicho que no se pueda hablar de politica y tanbien hablar de religión?
ResponderEliminarEs uno de esos dogmas del modernismo condenados ya en Syllabus hace casi 150 años...
ResponderEliminarNadie dice que no se pueda hablar de religión y de politica a la vez, dice que la política debería ocupar una muy mínima parte de nuestra vida, creo que tiene razón, que nos inmiscuimos demasiado absurdamente cuando hay cosas más importantes. Se puede hablar de las dos, mezclarlas es otra cosa.
ResponderEliminarQue tontería, la política es nuestra vida, solo tenemos la política, el hombre se creo para fundar la politica, sino para qué estamos aquí??
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