viernes, 14 de enero de 2011

¡ Santo subito !

¡ Santo subito !, es el grito que entonaron todos los fieles - tuve la suerte de ser testigo de ello - que nos encontrábamos en la majestuosa plaza de San Pedro allá por Abril de 2005. Ese día se celebraba el funeral de uno de los mejores Papas que hemos tenido en nuestra Santa Iglesia, el Papa polaco, Juan Pablo II. Digo de los mejores porque su sucesor en la silla de Pedro, Benedicto XVI va camino también de pasar a la historia como uno de los grandes. Pero no voy a ponerme a hacer comparaciones, no tiene mucho sentido.

Ya es oficial, "hoy, 14 de enero durante la audiencia concedida al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Papa ha autorizado a este dicasterio a promulgar el Decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II". Este acto pone fin al proceso que precede al rito de beatificación. Será beatificado en Roma el próximo 1 de Mayo por su santidad Benedicto XVI.

Karol Wojtyla será elevado a los altares y entrará a formar parte del santoral de la Santa Iglesia Católica. Todo en la vida de este santo hombre fue extraordinario, y después de su muerte no iba a ser menos. Se han catalogado más de 200 supuestos milagros, pero el clave - que debe ser probado científicamente en el proceso - ocurrió tan sólo dos meses después de su muerte. Se trata de una de las beatificaciones más rápidas de la historia, tan sólo seis años, de hecho se saltaron la normativa que impone esperar cinco años tras la muerte para iniciar el proceso, pero el caso lo merecía, lo mismo hicieron con la Madre Teresa. Un hombre con una fama de santidad inconmensurable, todo el mundo quedó extasiado con el paso por el trono de Pedro de este humilde polaco.

Es, en parte, gracias a personas como Juan Pablo II cuando se ve porqué merece la pena luchar para ser un buen católico. Con personas como él te sientes empujado a salir de la mediocridad, ves desde fuera lo atractivo de la santidad,  ves un atisbo de la figura de Jesucristo en una persona "normal".

Que bonita será la imagen de la beatificación, Benedicto XVI, un Papa magnífico y santo, beatificando a "su alma gemela" - como se les consideraba- , beatificando al gran Papa Juan Pablo II.




Fdo: Fernando III el Santo

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