"Antes de que cante el gallo me negarás tres veces"


 

El hombre no busca a Dios, sino que Dios le encuentra a él. Los seres humanos nos encerramos en la idea de que todos nuestros actos, que nacen de "nuestras" ilimitadas capacidades, son méritos propios, pero no son del hombre, sino de Dios. Nada de lo que hagas en la vida lo vas a hacer solo, nada de lo que digas, de lo que oigas, de lo que sientas, todas las cosas que el hombre cree controlar nacen de Dios. Todo tiene un propósito a largo plazo, nada de lo que sucede en el mundo es casual, no hay sorpresas para Dios, por decirlo de alguna manera, hay un plan para cada uno. No se debe confundir este planteamiento con nuestra posibilidad de hacer lo que queramos, esté mal o bien, podemos movernos a nuestras anchas, pero debemos hacer el bien siempre, seamos católicos, musulmanes, ateos...





Pueden decir lo que quieran, pero el bien sostiene y construye, el mal es destructivo en cualquier caso. Muchas veces me pregunto qué es realmente ser un buen católico, ¿ser humilde, caritativo, ser devoto? y la conclusión que he sacado es que para ser un buen católico únicamente debes ser un buen hijo, un hijo respetuoso, un hijo crédulo, un hijo obediente, constante, vivo, radical, fuerte e inocente. Dios es nuestro Creador, Padre y Señor, por ello hay que responder con agradecimineno, no hay que buscar métodos ambiguos ni justicias paralelas, la palabra que más se aproxima al buen católico es sencillez.

Levantemos de nuestro tan caliente y acomodado lecho y recojamos el fruto de la semilla de Cristo, porque no lo vamos a hacer nosotros, sino Dios, Él nos guía en todo lo que hacemos, es la mayor garantía de éxito. No respondamos como Pedro, ya hizo penitencia por nuestros pecados una vez.



Naturalmente fallamos, somos torpes con las piedras del camino y, por supuesto, hay zarzas de por medio, el camino no es de rosas y la bendita libertad, una maldición para las almas impuras. Somos hijos del Creador del mundo, ¡qué suerte! lo mejor es que seamos pocos, lo mejor es que nos opriman, lo mejor es que nos torturen hasta la saciedad, lo mejor es que vean la viva llama eterna de Cristo encendida en nuestros corazones y que vean que si no existe Dios, estamos muy enfermos y locos.

Fdo: Ricardo Corazón de León