domingo, 12 de diciembre de 2010

"Sois la sal y la luz del mundo"

Queridos compatriotas, el mundo en que vivimos cada vez está más infestado de mentiras y abusos. Solo los que creemos en la salvación del alma y en la vida eterna podemos mover los hilos de este "sistema marioneta". Constituímos la resistencia, nuestros enemigos deben temer el poder de nuestra fe, debemos hacer partícipe que creemos en el Dios cristiano, en la Santísima Trinidad. Debemos hacer partícipe que no toleramos la actitud del mundo para con la religión y la moral. ¡No nos da igual! parece que preferimos que nos den collejas, porque no veo reacción en mi entorno, no a gran escala, sino en la vida particular y cotidiana de cada cristiano.

La mayoría de veces me avergüenzo de cómo reaccionamos la mayoría de los católicos ante faltas de respeto directas, faltas a Dios, que nos ha creado, que es nuestro padre, que nos ama por encima de todas las cosas y nos va a llevar junto a Él, al edén eterno. Cuando insultan a mi padre con odio o irrespetuosismo, salto. Si no somos radicales algo falla, no somos buenos católicos, si no somos capaces de dar la cara por nuestro padre, no somos buenos hijos suyos. Amarás a Dios sobre todas las cosas, y serás de Él testigo en la tierra. Deberíamos llevar un letrero en la frente que dijera: "soy hijo de Dios y testigo de Cristo por siempre".


Somos la sal y la luz del mundo. Abarrotemos nuestras vidas de Dios, que la gente conozca que no nos vamos a arrodillar ante la sociedad, ni la televisión, ni ante nadie que no sea Dios. Que todo el mundo conozca nuestra fe y que los católicos no somos unos fracasados y unos medriocres. Extendamos el mensaje de Cristo sin miedo, ¿qué es lo peor que te puede pasar? ¿morir, por Cristo? perfecto, muere por Cristo, porque el que intente salvar su vida la perderá, pero el que la pierda por Dios la encontrará. Por último, quiero que todo el mundo sepa que este blog es un modo de alabancia hacia Dios y de transmisión de su mensaje entre los hombres. Si eres un verdadero hijo de Dios, que lo sepan todos.
Fdo: Ricardo Corazón de León

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