El mundo en los últimos años, durante la etapa comunmente denominada como la "nueva era", ha introducido por debajo de la mesa pequeñas dosis de hipocresía masiva que se expande como la peste, que abarrota cerebros cansados de tolerancia pasiva y vagabundeo moral. Una hipocresía ya aceptada por todos como "normal", porque al salir de sus barreras te transformas misteriosamente en un exaltado que no deja vivir en paz y armonía estas mentes escondidas, que simplemente esperan sentadas el término inevitable de su pobre existencia.
Han conseguido, con merecimiento real de mi aplauso, resetear todo concepto moral, de Dios, del amor y del hombre en la sociedad, han distorsionado radicalmente las raices de la vida humana. Existen nuevos dioses, el dios permisivo y pasota, dios de la tolerancia y dios de la feliz ignorancia. Yo quiero resaltar uno intocable e implacable, el dios de la energía vital del cosmos, el cual solo forma una pequeña parte del total del todo, siendo el hombre (y la mujer, perdón) el centro del universo. Es como para echarse a temblar, ¡¿El mundo está únicamente en nuestras manos?! pues apaga y vámonos, que el garete nos espera.
Ahora Dios es una extensión del cosmos en forma de energía; Cristo es un sabio entre muchos otros, como Karl Marx o Hegel; el hombre es el centro del cosmos indescriptible (claro...), de nosotros depende la salvación del mundo y el universo y alcanzamos el poder por la mente; la verdad está en permanecer a gusto con uno mismo y sentirse realizado; el pecado no existe, cada cual tiene su idea de pecado, algunos ni siquiera disponen de límites para sus actos. Se ha dado la vuelta al reloj de arena y nos dirigimos hacia la decadencia de la decencia natural. Si encima depende solo de nosotros...
A pesar de todo, el consenso y el acuerdo mutuo entre todas las personas que pertenecen a este mundo es materia impracticable, por una cuestión muy sencilla, todos tenemos la razón, y el hombre es más adepto a rechazar ideas desconocidas que a abandonar la creencia que ha descansado en su cabeza durante toda su vida. Es imposible que el mundo esté en manos de los hombres, no ha sido el hombre quien ha creado el universo, ni el cosmos tampoco, que nadie sabe muy bien lo que es. Si fuera el cosmos (sea lo que sea) mi creador, le debo infinita lealtad y alabanza. Creer en la supremacía de un ser mortal significa entrar en un laberinto sin salida, ello conlleva creer que una persona que no vale más que los demás está por encima de aquéllos, siendo el resultado una batalla constante por descubrir la legitimidad de todos los actos humanos. Y los humanos, quieran que no, son mortales, se acaban algún día.
Definitivamente, y pase lo que pase, no depende de nosotros.
Fdo: Ricardo Corazón de León
muchos vendran en mi nombre??? q buen titulo.... la gente reniega de dios para buscar algo que llene su vida....paradojicamente, lo que buscan es a dios!! me encanta este blog!! feliz navidad!
ResponderEliminarSí señor! Muy buen blog, la verdad. Pero lo que más me gusta es los cojones que le echáis! Y eso hoy en día tiene mucho mérito. Con la verdad por delante.
ResponderEliminar¡¡¡Enhorabuena!!!
Feliz Navidad a todos